Cuando vamos a ser padres uno de los problemas más temidos suele ser que nuestro hijo tenga cólicos. Todos hemos oído hablar de ellos, pero ¿sabemos lo que son?

Lo primero que nos viene a la cabeza cuando pensamos en los cólicos suele ser un bebé llorando y siempre, o casi siempre, asociamos este llanto a malestar digestivo. Pero, ¿es siempre así?

Cada vez se escuchan más voces que dicen que el cólico del lactante no existe, pero seguro que más de un padre al escucharlo se lleva las manos a la cabeza (a ver si me lo voy a estar inventando yo después de pasar tantas noches en vela…). Lo que sí parece ser cierto es que a lo mejor este término no es del todo preciso y a lo mejor no se adapta a todos los casos. Poco a poco, vamos a intentar entender un poco más qué es eso del cólico del lactante.

Si hay un factor indiscutible y que se repite en todos los casos de cólico es el llanto, y el llanto es la base del diagnóstico. Muchos profesionales consideran la regla del 3 para establecer el diagnóstico “bebé que llora por lo menos 3 horas al día, durante al menos 3 días a la semana, durante 3 semanas seguidas”. Pero entonces ¿tengo que esperar 3 semanas para poder decir que a mi hijo le pasa algo? ¿Qué pasa si llora durante 2 horas todos los días?… Por todas estas preguntas que nos pueden surgir esta regla empieza a considerarse un poco obsoleta, y actualmente consideramos que un bebé puede diagnosticarse de cólico cuando sufre de forma repetida episodios de llanto INCONSOLABLE. Inconsolable quiere decir que no se soluciona cubriendo las necesidades básicas del bebé (le hemos ofrecido comida, lo hemos cogido en brazos y le hemos cambiado el pañal).

Los cólicos del lactante se pueden originar por dos tipos de causas diferentes, y es que no todos los cólicos están originados por problemas en el sistema digestivo. De ahí que el uso de la palabra cólico a veces sea engañoso.

Si es cierto que el sistema digestivo de los bebés nace con cierta inmadurez que se irá resolviendo durante los tres primeros meses de vida (más o menos). Debido a esa inmadurez sí hay bebés que pueden desarrollar problemas que desencadenen en un cuadro cólico.

La segunda causa, serían los cuadros de origen conductual, es decir, que tienen su origen en modelos de crianza, problemas con la lactancia, nuestro actual ritmo de vida… muchas de las cosas que hacemos y de las decisiones que tomamos en relación a la crianza de nuestros hijos pueden ser determinantes en el desarrollo o no de episodios de llanto inconsolables, sin ser su origen principal el sistema digestivo.

¿Cómo influye la lactancia en los problemas de cólico?

La elección (cuando la hay), entre dar a nuestro hijo leche materna o de fórmula debe ser libre y le corresponde a los padres. Lo más importante cuando alimentamos a nuestros bebés es que tanto la madre como el niño estén satisfechos y contentos.

Dentro de esto, sí es cierto, que la incidencia de los cólicos no es la misma en función del tipo de alimentación. Sabemos que los niños con lactancia materna exclusiva tienen menos probabilidades de sufrir cólicos, seguidos de los de lactancia artificial y por último los de lactancia mixta (incluimos en este grupo los bebés a los que se alimenta con biberón aun siendo éste de leche materna por debajo de la cuarentena). El motivo es que la leche materna es mucho más fácil de digerir que la fórmula, y padecen menos los de artificial que los de mixta por debajo de la cuarentena por la interferencia de la tetina en el agarre y la succión.

Como todo, esto son estadísticas, y como para todo hay excepciones. Si la lactancia materna nos está dando problemas, el agarre no es bueno, el bebé se queda con hambre…va a producir un cuadro cólico. Al igual que hay niños que la digestión de la leche de fórmula no le supone ningún tipo de problema, o que son capaces de diferenciar entre mamar del pecho o chupar de la tetina desde los primeros días.

¿Qué otros problemas nos podemos encontrar dentro de los cuadros con origen en la inmadurez del sistema digestivo?

El reflujo. Muchos bebés tienen lo que se conoce como reflujo fisiológico (esa pequeña bocanada de leche que sale después de la toma). Es totalmente normal y se debe a la inmadurez del cardias, la válvula que separa el esófago del estómago. Este reflujo no debería de causar mayor incomodidad a nuestros bebés, y debemos diferenciarlo de los vómitos, en los que se expulsa mayor cantidad de leche y con más fuerza, y que son signo de enfermedad y del reflujo silente, en el que nos encontramos con bebés en los que entre toma y toma notamos como sensación de arcada. Estos últimos, sí presentan mayor incomodidad e irritación, encontrándonos inclusos casos de esofagitis.

Disquecia del lactante. Es el asincronismo entre las ganas de defecar del bebé y la relajación del ano. Podemos observar como el bebé hace mucha fuerza, empuja y se pone rojo. Si en ese momento observamos su ano veremos como lo aprieta en lugar de relajarlo. Es un reflejo que se adquiere con el tiempo y no tiene mayor importancia salvo por la incomodidad que le produce.

Intolerancia a la lactosa y/o proteína de vaca. Bebés que ya durante la toma y tras ésta, se irritan y lloran. Los gases y heces suelen tener mal olor. En estos casos si el bebé toma leche materna, la madre deberá eliminar todas las trazas de lácteos de su dieta, ya que la proteína pasa a la leche. En caso de leche de fórmula utilizaremos preparados hidrolizados.

Problemas causados por la dificultad a la digestión de la leche de fórmula. Debido a la presencia de macromoléculas naturalmente presentes en la leche de vaca. Esto se aprecia especialmente en las leches anti-reflujo que son mucho más densas. Las leches hidrolizadas, en las que estas macromoléculas se han descompuesto en moléculas más simples, y además no tienen lactosa, cuestan menos digerirlas además de ser una solución para los bebés que presentan intolerancias.

Vitamina D. Estudios recientes parecen concluir que en algunos bebés la ingesta de la vitamina D puede producir cuadros cólicos por problemas en su digestión.

¿Cuáles son los factores conductuales más frecuentes que pueden influir?

Problemas con la lactancia. Los problemas con el agarre y la succión ineficaz pueden hacer que el bebé se enfade, trague más aire, no coma lo suficiente…esto hace que llore y se altere, haciendo la siguiente toma más nervioso y ansioso y por tanto haciendo que la corrección del agarre sea cada vez más difícil, que trague cada vez más aire…se forma un círculo vicioso que desencadena en largos episodios de llanto y por tanto en “cólico”. Otro problema con la lactancia es la frecuencia de las tomas, que siempre debería ser a demanda con independencia que sea materna o artificial. Además lo ideal es anticiparse siempre al llanto por hambre, y alimentar al bebé en el momento que vemos que empieza a inquietarse, chuparse las manos…de esta forma evitaremos entrar en el círculo vicioso del que hablamos anteriormente.

Y ¿qué pasa con los bebés que no paran de llorar si no están en la teta cada poco tiempo? Pues que como decíamos al principio, para que sea cólico el llanto debe ser inconsolable, por lo que si cuando el bebé llora y al ponerlo al pecho se calma no era cólico, quería estar en el pecho!

Modelos de crianza. Muchas veces las decisiones que tomamos en relación a la crianza de nuestros hijos pueden determinar el desarrollo o no de un cuadro cólico. Esto no quiere decir que sean buenas o malas, pero tenemos que saber cómo pueden influir. Si cada vez que dejamos al bebé solo en algún sitio llora, y al cogerlo en brazos se calma, al igual que veíamos antes no se trata de cólicos, es que quiere estar con nosotros. Si decidimos que queremos dejarlo para que se “acostumbre” y llora todo el día, no estaríamos ante un llanto inconsolable, ya que tan pronto lo cojamos se calmará. Lo que sí puede pasar, es que de llorar el bebé trague más aire, estando después más incómodo, que cuando lo cojamos para darle de comer lo haga de forma más ansiosa, tragando también más aire y de forma más atropellada, con una peor digestión, que el sueño sea más en “alerta” y menos reparador…creando de esta forma un verdadero cuadro “cólico”.

De igual manera influyen es estos casos el ritmo más acelerado que llevamos actualmente, el mayor uso de carros de paseo en lugar del porteo que favorece el contacto más estrecho con los padres y una postura más vertical que favorece la digestión y disminuye el reflujo, el abuso de las hamacas que junto con el uso del carro podría favorecer las plagiocefalias posturales…

Como podemos ver, el cólico se puede originar de muchas formas y puede tener diferentes orígenes. Algunos podremos evitarlos, y otros podremos tratarlos para minimizarlos en la medida de lo posible para que nuestros bebés tengan el mínimo de molestias durante el primer trimestre de vida. Por ello, es importante que ante los signos que nos pueden indicar que algo no va bien, acudamos a un profesional lo antes posible que pueda indentificar el camino a seguir en cada caso.

Además del tratamiento para solucionar el llanto de vuestro bebé es importante trabajar a nivel preventivo. En una consulta de fisioterapia para el cólico del lactante así como en nuestros talleres de masaje del bebé os daré pautas para conseguir:

Aliviar los cólicos y gases.
Refuerzar el vínculo positivo.
Mejorar la digestión y circulación sanguínea y linfática, la respiración y eliminación.
Ayudar al desarrollo del bebé.
Reforzar los sentimientos de seguridad.

Más información sobre nuestro próximo taller de masaje de bebé.

 

TALLER DE MASAJE DEL BEBÉ

Espero haber ayudado, y esperamos vuestras dudas y preguntas sobre este y otros temas.

 

Feliz lunes.

Xiana Alende